Recuerdo perfectamente ese momento. Estaba frente a mi computadora, dudando si inscribirme a un programa en línea. "¿Realmente voy a aprender algo valioso? ¿Podré mantener la disciplina desde casa?" Me preguntaba lo mismo que muchos: “¿cómo estudiar en línea cuando tengo trabajo, familia y mil responsabilidades?”.
Hoy, graduada de un diplomado en Diseño y Programación de Apps y cursando la Maestría en Mercadotecnia y Gerencia de Marcas en Anáhuac Online, tengo una perspectiva completamente diferente. Al principio no estaba segura de si la educación virtual era para mí. Pero lo intenté, y lo que viví cambió muchas de mis ideas. Quiero contarte cómo fue.
Mi razón principal para buscar un programa en línea fue súper práctica: crecer profesionalmente mientras estaba trabajando. Después, lo que realmente me convenció fue la flexibilidad de horarios. Con mi agenda laboral, las clases presenciales simplemente no eran una opción. Una de las ventajas de estudiar en línea era que me permitiría mantener mi rutina diaria intacta y dedicar las noches a mi desarrollo académico.
Lo que empezó como una solución conveniente se convirtió en algo mucho más profundo: una experiencia de estudio que me permitió retomar el control de mi tiempo y de mi crecimiento profesional. Pensé que no iba a sentir conexión real con mis compañeros o profesores, pero fue diferente a lo que esperaba.
Descubrí que estudiar en línea no es una experiencia impersonal; al contrario, me sentí parte de una comunidad y encontré apoyo donde no lo esperaba.
Ser organizada fue (y sigue siendo) mi mayor reto. Lo aprendí a la mala: dejar todo para el fin de semana no funciona. Por eso, intento estudiar una hora y media entre semana y usar los fines para tareas más largas.
La clave está en asumir que necesitas disciplina, sí, pero también realismo. No se trata de hacer todo perfecto, sino de avanzar con constancia y estrategia.
Para quienes buscan cursar un posgrado en línea mientras trabajan, mi consejo es claro: organízate desde el inicio y sé honesto con tus tiempos reales. No cometas el error de pensar que "después me pongo al corriente".
Una de las cosas que más me costó fue asumir el rol del estudiante virtual. Aprender a distancia requiere mucha autogestión: los contenidos están disponibles, pero tú decides cuándo y cómo los abordas. No hay un profesor recordándote todo. La responsabilidad recae en ti.
Sin embargo, no significa estar solo. En la maestría, he trabajado en equipo más de lo que imaginé. Las tareas colaborativas me han mostrado que el aprendizaje virtual también puede ser colectivo y enriquecedor. Ser estudiante virtual implica compromiso, comunicación efectiva y apertura al trabajo autónomo y en colectivo.
Con el tiempo, he desarrollado algunas técnicas de estudio virtual que realmente me funcionan. Una de mis favoritas es dictar mis resúmenes a Word para ahorrar tiempo. También aprovecho herramientas básicas pero poderosas como Canvas, PowerPoint y Word, sobre todo para trabajar en equipo.
No necesitas tecnología avanzada. Necesitas enfoque, constancia y saber cómo no perder la calma cuando todo se acumula. Estas 5 estrategias para la gestión de emociones al estudiar en línea me ayudaron justo en esos momentos clave.
Al principio temía que el contacto humano desapareciera, pero no fue así. En el diplomado tuve una relación cercana con los profesores; en la maestría, las interacciones son más puntuales, pero efectivas.
Lo importante es adaptarse: en este entorno, la comunicación escrita es fundamental. No puedes levantar la mano en clase, pero sí puedes enviar un mensaje claro y recibir una respuesta oportuna. Aprendes a expresarte mejor y con más precisión.
Además de lo académico, la experiencia de estudiar en línea me dejó aprendizajes de vida: cómo organizarme mejor, cómo priorizar, cómo cumplir con mis metas sin descuidar otras áreas.
Descubrí que esta modalidad de estudio puede ser más exigente que la presencial, pero también mucho más flexible. Hoy soy más eficiente no solo en mi formación, sino también en el trabajo. Estudiar en línea cambió la forma en que administro mi tiempo y mis prioridades.
Si estás considerando esta modalidad, te diría lo que me hubiera gustado escuchar: sí, es recomendable estudiar en línea, pero solo si estás dispuesto a comprometerte con tu organización, tu tiempo y tu meta.
Planifica desde el primer día, no subestimes la carga académica y confía en que, con el enfoque correcto, la experiencia puede ser profundamente gratificante. Si necesitas una guía para arrancar con el pie derecho, estos 7 consejos para estudiar en línea pueden hacerte el camino mucho más fácil.
La experiencia me ha enseñado que estudiar en línea va más allá de lo técnico: para mí se convirtió en una decisión que transformó mi rutina. Una que me ha traído crecimiento, estructura y autonomía.
En Anáhuac Online, encontré la educación que buscaba sin tener que sacrificar mi trabajo ni mi vida personal. Si estás dudando como yo dudé ese día frente a la computadora, te digo: con compromiso, organización y las herramientas adecuadas, estudiar en línea puede ser una de las mejores decisiones que tomes para tu futuro profesional.
Gabriela Castellanos es egresada de la Licenciatura en Diseño y Comunicación Visual. Actualmente se desempeña como diseñadora gráfica y, anteriormente, formó parte del equipo de SkyAlert, donde contribuyó al desarrollo de la versión 4 de su aplicación móvil.
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